Resulta fascinante descubrir cómo un país que ronda los 400,000 habitantes y está dividido en más de 700 fragmentos de tierra es capaz de reunir sus virtudes y ofrecerse como un producto turístico de clase mundial.
Bahamas es un archipiélago geográficamente favorecido que emerge del océano como en un relato mitológico, en medio de dos mares, condiciones atmosféricas peculiares y alejado de la placa continental. Es un lugar de ensueño que se especializa en el turismo y depende de él para subsistir, promover el desarrollo y mantenerse en el radar internacional. Se localiza al sudeste de la península de Florida, al norte de Cuba y entre las aguas del Océano Atlántico y el Mar Caribe. Goza de la reputación de ser el sitio donde Cristóbal Colón, sin saberlo, descubrió América. Además, conjunta la belleza del azul cristalino, la blancura de la arena y la temperatura exacta para trasladar la idea improbable del paraíso a la realidad.
La capital, Nassau, está situada en la isla de New Providence, al norte del archipiélago. Ahí se concentra gran parte de la población. Hay hoteles, restaurantes, pequeños puertos, bancos, tiendas, comercios, entre otros servicios. No es una ciudad de grandes edificios, enormes avenidas ni movimiento constante. Es una capital que se desenvuelve a un ritmo más lento que el resto de América, pero que requiere de flujo acelerado de extranjeros para su desarrollo. El 80% del turismo que recibe proviene de Estados Unidos, producto de la cercanía y facilidad de acceso.

Llegando al paraíso
Al aterrizar en el Lynden Pindling International Airport pueden advertirse elementos peculiares. Durante mucho tiempo fueron una colonia británica y actualmente son visitados a diario por ciudadanos norteamericanos que encuentran en dichas islas un excelente lugar para vacacionar, por eso todos hablan inglés, pero su acento fluctúa entre el que se escucha en Europa y el hablado en América. El sentido de las calles está trazado como en Inglaterra, aunque el volante se mantiene del mismo lado en que se maneja, por ejemplo, en México. Lo anterior deja varias lecturas: pertenecen al Commonwealth e hicieron suyas muchas costumbres de la poderosa isla británica, pero sus relaciones comerciales más fuertes se hacen con los estadounidenses. Todos sus productos son importados, utilizan el dólar como moneda y consumen contenido manufacturado por el país de las barras y las estrellas. Por otra parte, su clima tropical, paisajes naturales y disposición para capturar turismo son sus recursos más valiosos. Es el destino indicado para sumergirse en un clima de descanso y diversión.
Paradise Island
Aún dentro del paraíso que estas costas son en sí mismas, existe un espacio todavía más asombroso. Si retomamos el mito griego de una floreciente ciudad que fue cubierta por el mar, entonces tendríamos que hablar específicamente de “Atlantis”, uno de los complejos turísticos más conocidos del planeta (también hay un Atlantis en Dubai). Al noreste de New Providence, en una pequeña isla de nombre Paradise Island que se une a la primera a través de dos puentes, se localiza este recinto diseñado para todo tipo de turista con la garantía de no tener que buscar nada más fuera de ahí. Si se busca descanso es factible conseguirlo en sus cómodas habitaciones y áreas reservadas para dicho propósito; si se anhela probar un delicioso platillo es posible hallarlo en cualquiera de sus restaurantes de alta cocina; si se demanda diversión sólo hay que caminar unos metros pues hay amenidades de todo tipo. Cualquier cosa deseada se puede obtener en esta región salida del fondo del mar para demostrar que la comodidad total existe, tal como Platón lo ambicionó en aquel sitio desaparecido en algún punto del Atlántico.

Experiencia Atlantis
En este complejo las actividades son diversas y las posibilidades de esparcimiento varían según los gustos de cada uno. Juegos para niños, toboganes para grandes, parque acuático, muros de escalada, canchas, snacks, restaurantes, conciertos, bares, discos, espectáculos nocturnos, albercas, bebidas, spa, habitaciones de lujo, habitaciones con más lujo, villas, campo de golf de 18 hoyos, el casino más grande del Caribe y uno de los acuarios más grandes del orbe.
ACUARIO. Pasillos, tiendas, miles de peceras y lagunas artificiales conforman un acuario capaz de dejar sin aliento al más escéptico. Los tiburones llaman la atención de muchos, pero hay otras criaturas marinas de mortífera belleza.

CASINO. Diseñado bajo un alto estándar de calidad, el casino tiene la peculiaridad de tener ventanas. Esto para recordarle a los huéspedes que están en un destino de playa y hay mucho por hacer. Aun así, ofrece servicio las 24 horas del día y se puede trasladar el juego a ciertas albercas.
FITNESS CENTER. Pensado para los que no pueden abandonar el gimnasio, necesitan competir para divertirse o deben cumplir con su kilometraje de carrera o natación, pues existe una alberca ajena a las demás exclusiva para entrenar.
AQUAVENTURE. Power Tower es una estructura que guarda cuatro sorprendentes toboganes en los que, por momentos, no se logra ver nada y le agrega un toque de incertidumbre a la velocidad. Mayan Temple es una pirámide simulada que ostenta cinco toboganes, dos de ellos para “competir” y uno, que es el más famoso, para bajar a toda velocidad en línea recta y pasar justo en medio de una alberca con tiburones.
DOLPHIN CAY. El perímetro donde habitan los delfines. En Dolphin Cay se puede interactuar con esta inteligente especie, aprender sobre ella y adquirir conciencia ambiental. No hay nada más divertido para chicos y grandes que nadar con delfines.

Actividades acuáticas
Este archipiélago es idóneo para la práctica de cualquier deporte acuático. Bastó salir a recorrer sus calles, de las cuales la mayoría son aledañas a la playa, para comprobar que no existe lugar más agradable para la práctica deportiva.
Esnórquel. La vida marina y las especies que habitan la zona llenan de belleza el ecosistema marino.
Natación. Nadar es posible en muchas playas; el oleaje es nulo y las corrientes están alejadas de la costa.
Kayak. Una grandiosa recomendación para conocer el entorno desde otra perspectiva.
Buceo. La claridad del agua vuelve imperiosa la necesidad de sumergirse, de preferencia acompañado.
Windsurf. Espectacular. Utilizar la complicidad del aire y el agua es sumamente adictivo.
