Cuando vas a comenzar un plan de actividad física o simplemente te decides a hacer algo por tu vida, siempre aparece esta interrogante, sobe todo ahora que existen sinfín de alternativas para entrenar, hacer ejercicio, activar tu cuerpo o como quieras llamarlo. El asunto es mejorar tu condición física, bajar algo de peso en grasa y, si no es mucho pedir, hacer que los músculos se asomen. Pero, ¿cuál es el mejor camino? Aquí te sugerimos algunos.
Por supuesto depende de factores que van desde lo que te gusta, hasta cuánto tiempo disponible tienes y qué herramientas están a la mano. Pero aquí te proponemos varias formas de llegar a tu objetivo:
Cardio tradicional. Considerémoslo como el típico trote o caminata a un 50 o 60% de esfuerzo (zona quemagrasa). Es un ejercicio ligero al cual el cuerpo se acostumbra rápido, es decir, al principio quemarás muchas calorías, pero poco a poco el cuerpo se acostumbrará y utilizará menos energía. Es por ello que este tipo de ejercicio, la especialista en nutrición y entrenamiento deportivo, Ivonne Vargas, lo recomienda únicamente las primeras semanas (un par nada más). “A baja intensidad es cierto que la mayor cantidad de energía que se utilizará será de grasa, sin embargo, las calorías totales utilizadas no son muchas, por lo que siempre recomiendo combinarlo con otros ejercicios”, manifiesta la también entrenadora de atletas de ultra resistencia.

El aburrido gym. Muchos lo aman, otros lo odian. Si eres de los que lo aman, ¡aprovéchalo! Activará tu metabolismo, gastará calorías y fortalecerá tus músculos, lo cual te permitirá hacer después otro tipo de ejercicios y evitar lesiones. Aunque las calorías que pueden gastarse durante su ejecución no son tantas, el metabolismo queda activo por lo menos las siguientes cuatro horas, gastando más calorías que de costumbre (Medicine and Science in Sport and Excercise, 2018). Si eres de los que lo odian, hazlo aunque sea una vez a la semana, trabajando todo el cuerpo, para que no te pierdas de sus beneficios. “El ‘hacer gym’ no necesariamente te hará crecer o aumentar volumen, esta circunstancia dependerá de lo que comas”, asegura Ivonne Vargas, no sin antes explicar que el beneficio máximo del gimnasio es su capacidad para evitar lesiones.

Entrenamiento HIIT. HIIT quiere decir High Intensity Interval Training, es decir, ejercicio de alta intensidad y corta duración. Tiene la ventaja de trabajar la parte de fuerza y la capacidad aeróbica en poco tiempo. Es una buena alternativa para agendas muy ocupadas; no obstante, al ser de alta intensidad, debe iniciarse de forma progresiva. Por ello, las primeras dos semanas empieza con gym y cardio, para después agregarlo paulatinamente en tus entrenamientos. Según la publicación Physiologica de 2018, este tipo de entrenamiento ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina.

Clases de box. Se ha puesto de moda y no es para menos, pues se trata de una de las disciplinas más completas. Trabajas fuerza, resistencia, coordinación y reflejos (Sports Medicine, 2015). Una hora es suficiente para trabajar el cuerpo y todas sus capacidades físicas. Definitivamente muy recomendable. Los impactos, incluso, ayudan a mejorar la densidad ósea, mientras que la naturaleza misma del deporte hará que liberes estrés, te concentres mejor y despejes tu mente. Su punto en contra es que debes contar con acceso a un gimnasio de box y/o a un instructor.
Crossfit, funcional, calistenia. Este tipo de ejercicios también son muy completos. Involucran la parte de resistencia y la parte de fuerza. Suelen ser clases dinámicas y siempre varían los ejercicios, así que cada clase tiene diferentes retos. “Mi recomendación sería que probaras clases de cada uno para que descubras cuál te gusta más y puedas mejorar tu condición física mientras te diviertes”, sugiere Ivonne Vargas, entrenadora certificada de triatlón.

Conclusión
Elige el que más te agrade o llame tu atención. ¡Pero elige uno! Se trata de constancia y paciencia porque, no importa cuál elijas ni qué tan maravilloso sea el método que inicies; ninguno va a funcionar si no lo pones en práctica, si no te presentas, si permites que te gane la flojera o lo dejas para un mejor momento. “¿Cuál sirve?” Esa es la pregunta más recurrente. ¡Todos sirven! Mejor pregúntate cuál te entusiasma y se adapta a tus necesidades.