Cuando se habla de perder peso, no existen fórmulas mágicas. La constancia es clave. Si quieres bajar grasa, no hay mayor secreto que hacer ejercicio, disminuir el estrés y comer adecuadamente. No puedes esperar que tu cuerpo reaccione diferente si haces siempre lo mismo.
Estos ajustes te costarán trabajo, pero cuando veas resultados sabrás que el esfuerzo habrá valido la pena. A continuación te compartimos tres puntos que te ayudarán a mantener la constancia, el entusiasmo y a que puedas apegarte al plan.
A – Ponte objetivos realistas. El cuerpo pude perder de forma saludable unos 500 gramos a 1 kg de grasa por semana. Ponte objetivos a corto plazo y sé realista. EN SERIO. Olvídate de esos remedios milagrosos que prometen bajarte varios kilos en un par de semanas. Si no estás haciendo ejercicio, calcula que bajarás unos 500 gramos por semana. Mide tu progreso, no pesándote diario (no te obsesiones), pero sí una vez cada 15 días.

B – No olvides el agua. La reacción de utilizar grasa como fuente de energía, necesita líquido. No olvides esto cuando busques bajar de peso. Bebe suficiente. Esto lo puedes lograr bebiendo 30 ml por cada kg de peso, es decir, si pesas 60 kg (60 kg x 30 ml) necesitarás 1.8 litros de agua al día. En 2013, el American Journal of Clinical Nutrition hizo una revisión de artículos para ver si realmente el consumo de agua está directamente asociado con la pérdida de peso. Aunque los resultados no pueden asegurarlo (que el consumo de agua ayude a bajar de peso), sí tiene diversos beneficios a nivel salud; así que no dejes de beber suficiente.

C – La preparación es crucial. Este punto es prioritario cuando hablamos de la dieta. Si en tu despensa tienes Oreos, Mamuts, Doritos, Crujitos y demás cosas que no están en tu plan de nutrición, cuando se te antojen, los tendrás a la mano y lo más probable es que te los termines devorando. En este sentido, Ivonne Vargas, maestra en Nutrición Deportiva y Entrenamiento de Alto Rendimiento por la Universidad Europea de Madrid, recomienda que regales ese tipo de comida a alguien que lo necesite, así aunque se te antoje, no lo tendrás disponible y será mucho más sencillo continuar con tu plan. De la misma forma, cuando vayas al súper piensa en lo que estarás comiendo durante la semana para que no te falte nada. Ten en tu refrigerador cosas como gelatina sin azúcar, jícama picada, rollitos de pechuga de pavo, yogurt griego y alimentos que estén en tu dieta para que cuando sientas hambre, los tengas ya listos. Si, por ejemplo, llegas en las noches con mucha hambre y comes cualquier cosa, procura tener preparado pollo asado con verduras para que únicamente tengas que calentar y puedas cenar lo que dicta tu plan de alimentación.
