Si estás navegando esta página es probable que seas una persona que cuida de sí misma. Pese a eso, también es factible que cometas algunas (sí, en plural) equivocaciones que perjudican tu salud. Presta atención a lo siguiente:
No hace falta fumar, beber en exceso o comer fatal para caer en falta. De hecho, quizá podrías asegurar que llevas una vida saludable, es decir, haces ejercicio, intentas dormir lo suficiente, consumes frutas y verduras, evitas las grasas… a pesar de eso, te sientes sin energía. ¿Te suena?
Revisa tus hábitos, tal vez haya algunos que no habías considerado y repites de forma inconsciente. Pequeñas cosas que puedes ajustar sin demasiado esfuerzo y que al hacerlo mejorarán tu vida, aumentarán tu rendimiento y retardarán el envejecimiento. Nuestro cuerpo se desgasta porque olvidamos que algunas rutinas diarias acaban por dañarnos. Una acción simple y aparentemente inocente puede ser tan poderosa como un huracán, sólo es cuestión de tiempo y constancia.

1 Vivir a dieta permanente
Si eres de las personas que siempre están a dieta, no pienses que estarás libre de kilos y enfermedades cardiovasculares. Si un régimen permanente no acaba con tus problemas de exceso de peso, es que es inadecuado y la estás pasando mal para nada. Si estás en tu peso, piensa que una dieta permanente y restrictiva podría provocarte un desequilibrio nutricional al eliminar nutrientes importantes que están en la grasa de los alimentos calóricos, como los ácidos grasos esenciales, las vitaminas D y E, el calcio, entre otros.
TU ALIMENTACIÓN SANA DIARIA IMPLICA COMER DE TODO DE FORMA BALANCEADA Y SIN EXCESOS.
2 Obsesionarse con vivir “muy saludable”
Tener buenos hábitos es lo mejor para vivir muchos años con buena salud, pero se convierte en un problema si tu forma de vivir la salud es tan estricta que se transforma en una obsesión que te aísla socialmente y no te deja hacer nada por miedo a perjudicar tu dieta o tu salud.
TODOS LOS EXTREMOS SON MALOS. RELÁJATE. NO PASA NADA PORQUE UN DÍA CONSUMAS ALIMENTOS FUERA DE TU PLAN ALIMENTICIO O POR UN MAL ENTRENAMIENTO.

3 Dejarse influir por “lo nuevo”
Los científicos estudian todo y cambian de opinión constantemente. Durante años nos dijeron que el aceite de oliva y los huevos eran malos para el colesterol y ahora resulta que no es verdad. Utiliza la lógica a la hora de seguir “tendencias” y espera un tiempo para ver qué pasa con las costumbres de moda.
NO TE SUBAS AL TREN DE LO NOVEDOSO: ‘SIN GLUTEN’, ‘SIN GRASA’, ‘ORGÁNICO’, ‘NO MODIFICADO GENÉTICAMENTE’… ELIGE DE MANERA INTELIGENTE.
4 Abusar de los productos de limpieza
La falta de higiene es la puerta a sinnúmero de infecciones, pero el exceso de limpieza ha aumentado los problemas dermatológicos al alterar el pH y la microflora natural de nuestra piel. La mayoría de las personas no trabajan en obras o entornos contaminados que requieran una limpieza a profundidad, por lo que la ducha diaria se puede hacer alternando días de agua y esponja con otros de gel de baño.
NO EXAGERES CON LA LIMPIEZA DE CUERPO Y CARA. EVITA LAVARTE EL CABELLO DIARIAMENTE. DALE UN DESCANSO A TU PIEL DE PRODUCTOS QUE A LA LARGA PROVOCARÁN DAÑOS.
5 Abusar de los medicamentos populares
Hay demasiados que se venden sin receta médica y son habituales en nuestro botiquín: aspirina, paracetamol, ibuprofeno, antiácidos, pastillas y jarabes para la tos. Los tomamos sin pensar, como si fueran dulces y pocas veces somos conscientes de que todos tienen efectos secundarios. El dolor es un síntoma de que algo anda mal, una señal de alarma que no debes disimular tomando analgésicos, antiinflamatorios o mucho menos antibióticos.
SI TIENES UN MALESTAR O PROBLEMA DE SALUD, PIDE CITA CON TU MÉDICO. NECESITAS UN DIAGNÓSTICO ANTES DE TOMAR CUALQUIER COSA.

¡Ojo! Hay muchos más. Cada día repetimos varios sin pensarlo. Aquí van otros cinco:
Saltarte comidas. El dejar pasar muchas horas entre un alimento y otro es un error; al igual que lo es botanear a todas horas.
Vivir en ‘multitask’. Intentar hacer más de una cosa a la vez para ganar tiempo y al final no terminar nada de lo que empiezas.
Tener estrés constante. El cortisol u hormona del estrés está asociado a obesidad, envejecimiento prematuro, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Cepillarse mal los dientes. Si tienes dolor al morder o sangrado de encías puede ser una inflamación que desencadene en problemas cardiacos. ¿Por lavarme mal los dientes? Sí.
Entrenar mucho de forma equivocada. El exceso de ejercicio, sin descanso e ignorando dolores para no perder ritmo o no engordar, suele acabar en sobreentrenamiento, falta de energía, lesiones crónicas y baja de defensas.