Calienta bien. Esto es algo que los deportistas de élite tienen muy interiorizado y realizan a la perfección. Un buen calentamiento ofrece enormes ventajas y tan sólo un inconveniente: la falta de tiempo. Pero si no calientas y te lesionas perderás aún más tiempo en recuperarte que los diez o quince minutos que debes emplear en un calentamiento apropiado.
Los movimientos de calentamiento y estiramiento incorporados al comienzo de la sesión, aumentan la amplitud de movimiento en las extremidades. Según varios estudios llevados a cabo en basquetbolistas y futbolistas profesionales, los jugadores que realizaron durante su carrera buenos calentamientos sufrieron menos lesiones, vieron reducida la incidencia de trastornos musculoesqueléticos y, en general, pudieron completar más sesiones de entrenamiento sin problemas.
¡Ojo! Calentar no es sinónimo de estirar
Una “entrada en calor” puede incorporar algunos estiramientos LEVES, pero no es la única forma de hacerlo. Trotar o simular que trotas, saltar en tu lugar, hacer flexiones con los brazos o medias sentadillas son maneras más comunes de hacerlo.
Los ejercicios de calentamiento previos a la actividad principal estimulan el metabolismo aeróbico y predisponen al sistema muscular para comportarse con eficacia durante la parte central del entrenamiento, ya sea en el parque, gimnasio, partido de tenis, sesión de natación, etc. Con un buen calentamiento conseguirás:
- Elevar de la temperatura central y muscular
- Disminuir la resistencia vascular
- Optimizar las funciones en la hemoglobina y mioglobina
- Aumentar el consumo de oxígeno
- Prevenir lesiones
- Prevenir al cuerpo de que la acción está por comenzar